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domingo, 13 de abril de 2014

COSAS DE NIÑO Y COSAS DE HOMBRE...


  En los relatos de la conversión de Juanse se pasa de una juventud de excesos donde no le importaba nada y se atrevía a todo, menos a inyectarse vaya a saber uno qué, a un estado de madurez donde a los 50 todo eso ya no hace falta. Y es verdad que transitamos etapas: "Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño" ¹ . Juanse pone énfasis en los sacramentos que tomó y en el fortalecimiento de su creencia en Dios, más que en una transición lógica de la niñez a la adultez. En ningún momento dice que se encontró con un amor tan grande que todo cambió radicalmente. A mí todo esto me huele más a miedo que a amor… En este relato se pasa del mal al bien, algo así como “antes estaba equivocado, ahora estoy en lo cierto”, no vaya a ser cosa que lo del infierno sea verdad y me cague de infeliz para el resto de la eternidad siendo sodomizado por Satanás con un hierro caliente.
  Todo en la vida  es un camino inexorable hacia tu presente. Hagas lo que hagas, cada historia de salvación se desarrolla a la par de todas las elecciones cotidianas. Para  los no redimidos es muy difícil salir de la lógica bien/mal tan presente en nuestras mentes alienadas, somos víctimas de la maldición del hombre fragmentado.
  Por más que sea muy divertido pensar en 2 fuerzas antagonistas, externas a nosotros, que luchan eternamente por nuestras almas y la que gane decretara nuestro destino eterno, por más crucifijos y virgencitas con las que te rodees para nivelar la batalla. En definitiva, lo importante es lo que pasa en tu “hearts of hearts” y cuánto decidís empapar tus acciones cotidianas de lo que aprendés en la fuente eterna de tu silencio.
 ¹ corintios1 13:11,12


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